jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Qué hace una familia española con siete hijos en una isla perdida de la Micronesia?

Por amor a Dios y a su Iglesia muchas familias han dejado todo y se han ido a predicar el Evangelio a los lugares más recónditos del mundo: desde Siberia a las favelas de Brasil. Desde las ciudades más secularizadas del norte de Europa a la África profunda. Todo por gratitud a Cristo, que ha cambiado sus vidas. Este es el caso también de la familia Atienza, de Madrid, que fue enviada por el Papa Benedicto XVI en 2006 a un lugar muy complicado de situar en el mapa: una pequeña isla en la Micronesia.

David y Maruxa, junto con sus siete hijos y el que está ya en camino, son una de las cientos de “familias en misión” enviadas por Juan Pablo II y Benedicto XVI, que viven su fe en el seno de la Iglesia y que han hallado su vocación en el Camino Neocatecumenal, uno de los carismas surgidos tras el Concilio Vaticano II.

¿Dónde está Guam?
Esta familia madrileña de la parroquia de Santa María del Monte Carmelo desarrolla su labor misionera en la isla de Guam. David explica que este lugar “es parte del archipiélago de las Marianas y se encuentra en el océano Pacífico en la Micronesia. Durante más de 300 años fue una colonia española que fue transferida a EEUU en 1898”. Además, afirma que “las gentes de Guam son variopintas. Los locales se llaman chamorros pero hay población filipina, japonesa, coreana y del resto de Micronesia: chuquises, palauans o yapises”.

Pero, ¿cómo llegó una familia española a un sitio como éste? Ellos explican con naturalidad que ha sido una respuesta a una llamada de Dios. Maruxa relata que después de casarse mientras trabajaban y terminaban el doctorado “nos dimos cuenta de que el vino se había acabado, que el amor humano no iba a llegarnos para vivir el resto de nuestra vida así que fuimos sinceros el uno con el otro y recurrimos a la Iglesia, que nos había prometido renovar este amor”.

“Te llevaré con alas de águila”
Así fue surgiendo esta vocación de anunciar el Evangelio en todo el mundo. Ellos lo vieron como algo natural. Dice la Escritura, tal y como nos recuerdan: “Te llevaré con alas de águila y yo te alimentaré, te saciaré y yo seré tu Dios”. Entonces, “¿cómo te vas a negar a esto? ¡Sería de tontos!”, recuerda esta madre que ya dado a luz a cuatro hijos en Guam.

David agrega que les abrió el oído “ver que Dios estaba presente en medio de nuestra absoluta incapacidad de ser padres y esposos. Que existía la posibilidad de perdonarse unos a otros en Él y que Él hacía posible el amor, la alegría y la paz en medio incluso del sufrimiento cotidiano, de ese sufrimiento opaco que quema todo matrimonio despacio, sin dar la cara”. “¿Cómo no anunciar esto a los demás? ¿Cómo no dar gratis lo que hemos recibido gratis?”.

Anunciar a Cristo con la propia vida
La pregunta que surge ahora es: ¿cuál es su labor en esta pequeña isla del Pacífico? David lo resume asegurando que la “misión que el Papa nos encomendó es anunciar a Jesucristo con nuestra vida, viviendo una vida cristiana” mientras que Maruxa insiste en que “viviendo a la luz de la fe todos los acontecimientos diarios que nos pasan y dejando a Dios que sea nuestro Padre”.

Esta vivencia y la providencia constante interroga a la gente con la que conviven, cumpliéndose así su misión. “No tienes el control de tu vida, todo es un regalo, como el trabajo de David, los hijos que tenemos, las personas que nos visitan, ayudar al Seminario…”.

Los hijos, los verdaderos misioneros
Como familia en misión que son, los hijos se convierten en una parte fundamental puesto que son los que en el día a día en el colegio y con sus amigos evangelizan de forma silenciosa e interrogan a estas familias. Asegura David que “yo me veo un impedimento para la misión. Creo realmente que son mis hijos los verdaderos misioneros y que nosotros, mi mujer y yo, hemos venido aquí simplemente a encarnarlos a ellos en esta tierra. Sin embargo, veo que Dios usa lo que no vale aunque uno se crea que vale algo”.

De este modo, el cabeza de familia considera que “mis hijos tienen esa experiencia también: que Dios provee, que nunca falta de nada, que se es feliz cuando se tiene a Cristo y que no hay nada más importante que anunciar el Evangelio a los demás, sea donde sea. Te impresionaría ver con que naturalidad los niños entienden la misión”.

La mujer salvada del suicidio
Estos años en Guam también les ha permitido ver la acción de Dios en innumerables ocasiones. “¡Somos testigos de tantos milagros!”, afirma Maruxa, que añade que “vivimos una vida de aventura”. Estos milagros los han podido ver tanto en su familia como en los demás. Ponen el ejemplo de “una mujer con cinco abortos de la juventud. Cristo la salvó del suicidio porque alguien nos llamó y la acompañamos durante un tiempo hasta que se confesó después de 30 años. Ella se sintió perdonada. Esto es un milagro, que la gente escuche el Evangelio y repercuta en sus vidas, pidiendo perdón, que quieran cambiar, que empiecen a obedecer, que abandonen un pecado…”. Sólo por esto, por salvar una vida merece la pena dejar tu casa en Madrid e irte a 14.514 kilómetros lejos de tu familia.

David también destaca otros milagros, “desde ver como Dios provee cada día hasta experimentar el nacimiento aquí en Guam de mi cuarta hija, síndrome de Down, como una gracia inexplicable”.

“Dios siempre te oferta algo mejor”
Como se puede ver la misión no ayuda solo a los “chamorros” sino que sobre todo hace bien a la propia familia, que ha experimentado la necesidad de tener a Dios presente en todo momento y en toda circunstancia. “Nosotros que veníamos de nuestras carreras profesionales, de nuestros éxitos, de nuestra idea de familia, de cómo teníamos que llevar nuestra vida y dónde teníamos que invertir y Dios viene y te oferta algo mejor, más pleno y verdadero”, dice Maruxa.

Y ante las tentaciones que tienen en la misión tienen claro el remedio: “es muy importante evangelizar, ir a las casas y molestar a la gente anunciando la Buena Noticia. Eso te ayuda a no acomodarte”. Además, su misión también consiste en ayudar a los seminaristas, impartir catequesis y en hacer lo que les pida el arzobispo de Guam.

“La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”, dijo Jesucristo. Esta premisa sigue presente hoy y queda cumplido en un mundo en el que cada rincón, por lejos que éste, la gente necesita conocer a Dios. Allí están miles de misioneros “perdiendo su vida” haciendo presente este Amor.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Kiko argüello: " Me fui a vivir a un chabola con una biblia"

Kiko Argüello en una chabola de Palomeras
Kiko Argüello en una chabola de Palomeras Camino Neocatecumenal
En primera persona. Así desgrana Kiko Argüello su conversión tras una crisis personal profunda, cómo se enfrentó cara a cara con el sufrimiento y la pobreza le llevó a encontrarse con Cristo, los primeros pasos del Camino Neocatecumenal... El iniciador de esta realidad eclesial presente en 101 naciones de los cinco continentes desvela las claves de su ser y hacer en «El Kerigma, en las chabolas con los pobres» (BuenasLetras), un libro que prologa el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el cardenal Antonio Cañizares, y que cuenta además con un comentario de Christoph Schönborn, arzobispo de Viena. LA RAZÓN ofrece a sus lectores un adelanto de algunos de los pasajes más destacados del libro, que saldrá a la venta el martes. Los beneficios del libro inrán destinados íntegramente a la Fundación Familia de Nazaret para financiar la Evangelización itinerante.

Su juventud: «Intenté vivir como si Dios no existiera»
Fue entonces cuando se me cerró el cielo. Se me formó encima como un cielo de cemento y la vida empezó a ser muy dura [...] Había muerto interiormente y estaba literalmente sorprendido de que la gente fuese capaz de vivir cuando yo no era capaz de hacerlo. La gente se ilusionaba por el fútbol, el cine... sin embargo, a mí esas cosas no me decían nada [...] Todo esto también me lo planteaba porque sentía que tenía sobre mí como una manta mojada que me hacía buscar la verdad constantemente: «¿Quiénes somos y qué hacemos en el mundo?» Para mí no era indiferente si Dios existía o no existía, sino que era una cuestión de vida o muerte [...] Yo intenté vivir así, pero pronto me di cuenta de que, cuando la vida se hace insoportable, sólo hay una salida: suicidarse [...] En un momento trágico de mi existencia entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios: «¡Si existes, ven!, ¡ayúdame porque ante mí tengo la muerte!»

El inicio de la conversión: «¡Entonces grité al Señor!»
Frecuentaba Bellas Artes y en mi curso había un cura, también pintor, y fui a hablar con él sobre esto. Todo lo que me decía me parecían cosas sin consistencia. Entendí rápidamente que el problema era la fe, y que yo solo no me podía dar la fe. ¡Entonces grité al Señor y en aquel momento, de repente, sentí dentro de mí la certeza de que Dios existía! No lo sentí como un razonamiento o como una teoría, no. Dios existía: era como un toque de sustancia.

Experiencia transformadora: «Me encontré con el misterio de Cristo cruficificado»
En Navidad iba a casa de mis padres a pasar la Nochebuena con ellos. Una Navidad, fui a la cocina y vi que la señora de servicio que trabajaba en casa de mis padres estaba allí llorando, precisamente el día de Navidad. Le dije: «Qué le pasa?». Y me contó una historia que me dejó estupefacto. Su marido estaba alcoholizado y, al llegar a casa borracho, les pegaba con un palo a ella y a los hijos o les amenazaba con un cuchillo. Tenía muchos hijos [...] Entendía que así no podía seguir y pensé: «Y si Dios me dice que tengo que irme a vivir con esa familia para ayudar a ese hombre a no beber y a salvar a sus hijos, que están sufriendo tanto?». Y así lo hice: dejé todo y me fui a vivir allí [...] Me encontré con un sufrimiento humano inaudito, una especie de Auschwitz. Dicen que después de Auschwitz ya no se puede creer en Dios... Bien, no obstante yo encontré allí una respuesta sorprendente, me encontré con el misterio de Cristo crucificado. Entendí que hay una presencia de Cristo en los que sufren, sobre todo en el sufrimiento de los inocentes. Hay gente que es inocente y está cargando con el pecado de otros, ese pecado horrible de un alcoholizado, de uno que le pega a su madre, de un hijo anormal, del incesto, etc. Eso hace que esos inocentes estén llevando con Cristo la salvación al mundo.

La semilla del Camino: «Querría irme a vivir entre los pobres»
Tenía un amigo que era asistente social y que trabajaba en las chabolas de Palomeras, y le dije: «Querría dejarlo todo e irme a vivir entre los pobres». Y me indicó un sitio: un pequeño valle lleno de cuevas, donde había gitanos, quinquis, vagabundos, pordioseros, mendigos, prostitutas viejas... una zona horrible. [...] Me fui a vivir allí con una guitarra y una Biblia. En el suelo había un colchón. Me acuerdo de que hacía un frío espantoso. Aquella chabola era en un refugio para los perros y los perros me calentaban. Dormía con cuatro o cinco perros encima, si no, me moría de frío.[...] A aquel ambiente me llevó Dios, porque yo, sinceramente, no habría ido nunca.

La Buena Noticia frente a la muerte: «¿Por qué en España un hombre quemó a sus hijos?»
¿Por qué en España un hombre mató y quemó a sus hijos? Seguramente había hecho la primera comunión, iba a misa, pero desde la universidad había dejado de practicar. Decía Juan Pablo II que si un bautizado deja de practicar y decide ser él quien dirige su vida, su bautismo queda como muerto. [...] Toda la humanidad está sometida al imperio de la muerte y tenemos que anunciarle la Buena Noticia.

El reto de la evangelización: «Siempre tiene lugar en medio de dificultades»
Para concluir, me gustaría señalar que, contado así, todo parece fácil, pero la evangelización siempre tiene lugar en medio de dificultades. Hemos sido perseguidos y expulsados de muchas parroquias. A veces no se comprende lo que es el Camino y nos confunden con una secta. Sin embargo, queremos seguir a Jesucristo y sus huellas y sabemos que la persecución es la fuente del verdadero éxito, que ella nos ayuda en la conversión. Todo lo que nos asemeje a Jesucristo es la verdad.

CARMEN Y «EL MISTERIO PASCUAL  DEL CONCILIO»
Kiko se detiene en uno de los capítulos del libro en la figura de Carmen Hernández, iniciadora con él del Camino Neocatecumenal: «Dios quiso que en aquel ambiente, hasta con chicos drogados y con los gitanos, yo me encontrase con Carmen, una misionera que se estaba preparando para ir a la India y había tenido contactos con el arzobispo Manrique también para ir a Oruro, Bolivia, entre los mineros (...). Dios ha querido que Carmen y yo estuviéramos juntos en esta obra. Carmen es muy importante para el Camino. A través del padre Farnés, que es un gran liturgista, al que había conocido en Barcelona, me puso en contacto con la renovación del Concilio Vaticano II. Siempre me ha dicho la verdad, aportando al Camino todo el descubrimiento del misterio pascual del Concilio». En la imagen, Carmen y Kiko, con Juan Pablo II.


¿Qué es el kerigma?
Kiko Argüello dedica parte del libro a explicar el sentido del término griego clave en sus catequesis: «No hay cosa más grande en el mundo que el anuncio del Evangelio. ‘‘Dios ha querido salvar al mundo a través de la necedad del kerigma''. El kerigma no es un sermón, no es una meditación. ¿Qué es el kerigma? Es el anuncio de una noticia que se realiza cada vez que se proclama. ¿Y qué es lo que se realiza? La salvación. Si hoy os anuncio el kerigma, vuelve a realizarse ante vosotros la salvación. «Dios ha querido salvar al mundo a través de la necedad del kerigma». Esta noticia que se hace presente, hace presente un acto, algo que está en acto, algo que se hace realidad. Por eso es tan importante el anuncio del Evangelio. La palabra ‘‘evangelio'' significa Buena Nueva».

«El kerigma en las chabolas con los pobres»
Kiko Argüello
buenas letras
144 páginas. 12 euros

viernes, 30 de noviembre de 2012

Kiko Argüello relata en un libro el giro que dio su vida al encontrarse con Cristo tras una crisis existencial

«Intenté vivir como si Dios no existiera. Fue entonces cuando se me cerró el cielo. Se me formó encima como un cielo de cemento y la vida empezó a ser muy dura». Así cuenta Kiko Argüello en El Kerigma, en las chabolas con los pobres (BuenasLetras) cómo comenzó «ese cielo cerrado» en su vida.
«Había muerto interiormente y estaba literalmente sorprendido de que la gente fuese capaz de vivir cuando yo no era capaz de hacerlo –escribe Kiko Argüello en su libro-. La gente se ilusionaba por el fútbol, el cine... sin embargo, a mí esas cosas no me decían nada (…). Me preguntaba: “¿Pero cómo vive la gente?, ¿cómo logra vivir la gente?”. Veía a la gente normal y pensaba: “¿Pero no se preguntan: quién soy, quién me ha creado, qué es la vida?”, “¿es que la gente no se plantea esos problemas?”, “¿no será que estoy un poco loco, que soy un narcisista, un tipo raro?”. Todo esto también me lo planteaba porque sentía que tenía sobre mí como una manta mojada que me hacía buscar la verdad constantemente: “¿Quiénes somos y qué hacemos en el mundo?” Para mí no era indiferente si Dios existía o no existía, sino que era una cuestión de vida o muerte».
«Dios, ¡si existes, ven!»
«En un momento trágico de mi existencia –señala Argüello-, entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios: “¡Si existes, ven!, ¡ayúdame porque ante mí tengo la muerte!”».
Kiko Argüello ha querido escribir su testimonio personal de cómo encontró a Cristo en medio de una fuerte crisis existencial y, a partir de ahí, el cambio que experimentó en su vida, dando como consecuencia el inicio del Camino Neocatecumenal. Asimismo, el libro contiene un Kerigma «que pueda ayudar –dice el autor-, sobre todo por los contenidos y la antropología, al Sínodo sobre la Nueva Evangelización» que tuvo lugar hace pocos días en el Vaticano.
Un instrumento para impulsar la evangelización
El cardenal Antonio Cañizares señala en el prólogo que «es el Camino Neocatecumenal un don que el Espíritu Santo ha hecho a la Iglesia en el postconcilio, como vía o itinerario para la iniciación o reiniciación cristiana, y como instrumento para impulsar una nueva y vigorosa evangelización».
El prefecto de la Congregación para el Culto Divino subraya que «damos gracias a Dios por las grandes maravillas que Él viene obrando a favor de su Iglesia y de la humanidad a través de este Camino, por las grandes bendiciones y frutos que por medio y a través de este Camino está derramando a favor de su pueblo: frutos de conversión, de vida cristiana, de vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida consagrada y a la acción misionera de la Iglesia; frutos, asimismo, de caridad, de vida conforme a las bienaventuranzas, de entrega generosa, de familias renovadas y abiertas a la vida».
Un Camino que abre las puertas de la fe a muchas personas
Por su parte el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, hace un comentario a una catequesis de Kiko titulada «Tres Ángeles». El purpurado austriaco señala que «este Camino, tantas veces confirmado y animado por los Pontífices Pablo VI, el Beato Juan Pablo y nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, mediante el anuncio de la Buena Noticia, del Kerigma, ha abierto a muchas personas la puerta de la fe».
«La catequesis de Kiko que se publica aquí –escribe el cardenal Schönborn- representa una fuerte “instrucción para discípulos”. Es una llamada a la conversión personal. De esta catequesis me impresiona el hecho de que muestra claramente –y personalmente también a mí– que sin conversión personal no se puede evangelizar. El misionero tiene que ser evangelizado él primero».
De una pastoral de sacramentalización a la evangelización
El libro de Kiko Argüello señala que «es necesario pasar en la parroquia de una pastoral de sacramentalización a una pastoral de evangelización. Porque si la parroquia tiene, supongamos, un territorio con unas quince mil personas, de éstas sólo un diez, un cinco por ciento, sigue viniendo a Misa el domingo; todavía hay un grupo de gente que se casa por la Iglesia, que bautiza a sus hijos, etc.; pero hay otra enorme cantidad de gente que ya no va a la iglesia. ¿Cómo llegar a tanta gente secularizada?».
Argüello da unas cuantas respuestas, «pinceladas» como él dice, y una de ellas es esta: «En los Hechos de los Apóstoles se dice cómo: mediante los milagros. En los Hechos cada kerigma va precedido por un milagro que crea estupor, que crea sorpresa, que abre el oído a las personas, que las prepara a escuchar. Porque la fe viene a través del oído. (…) Son milagros que preparan a la gente a escuchar el anuncio de la Buena Noticia, de la gran noticia que salva al mundo».
¿Qué es el Kerigma?
«No hay cosa más grande en el mundo que el anuncio del Evangelio. “Dios ha querido salvar al mundo a través de la necedad del kerigma”. El kerigma no es un sermón, no es una meditación. ¿Qué es el kerigma? Es el anuncio de una noticia que se realiza cada vez que se proclama. ¿Y qué es lo que se realiza? La salvación. Si hoy os anuncio el kerigma, vuelve a realizarse ante vosotros la salvación (…) La palabra evangelio significa Buena Nueva, Buena Noticia. Evangelio y kerigma es lo mismo. Anunciar el Evangelio es anunciar el kerigma. Es importante poder escuchar el kerigma».

Sobre el autor

Kiko Argüello nace en León (España) el 9 de enero de 1939. Estudia Bellas Artes en la Academia de San Fernando de Madrid, donde obtiene el título de Profesor de Pintura y Dibujo. En 1959 recibe el Premio Nacional Extraordinario de Pintura.
Tras una profunda crisis existencial, se produce en él una fuerte conversión que le lleva a dedicar toda su vida a Cristo y a la Iglesia.
En 1960, junto al escultor Coomontes y el vidrierista Muñoz de Pablos, funda el grupo de investigación y desarrollo de Arte Sacro Gremio 62, con el cual realiza diversas exposiciones en Madrid (Biblioteca Nacional). El grupo es escogido por el Ministerio de Cultura para representar a España en la Exposición Universal de Arte Sacro en Royan (Francia) en 1960. Al mismo tiempo, Argüello expone alguna de sus obras en Holanda (Galería Nouvelles Images).
Convencido de que Cristo está presente en el sufrimiento de los desheredados, en 1964 se va a vivir entre los más pobres, a las chabolas del barrio de Palomeras Altas, en la periferia de Madrid.
Más tarde, Kiko Argüello conoce a Carmen Hernández y, llevados por el entorno de pobreza, se ven forzados a encontrar una forma de predicación, una síntesis kerigmático-catequética que da lugar a la formación de una pequeña comunidad cristiana.
Nace así la primera comunidad entre los pobres, en la que se hace visible el amor de Cristo Crucificado y que se convierte en «semilla» que, gracias al entonces arzobispo de Madrid, monseñor Casimiro Morcillo, se siembra en las parroquias de Madrid y, más tarde, en las de Roma y después en otros países. Poco a poco se forma un Camino de iniciación cristiana para adultos que descubre y recupera la riqueza del bautismo. Kiko Argüello, Carmen Hernández y el sacerdote italiano D. Mario Pezzi son hoy los responsables a nivel mundial del Camino Neocatecumenal, presente ya en 101 naciones de los cinco continentes.

La vida de una monja es «hacer presente el cielo aquí en la tierra»

Entrevista a una novicia cisterciense que acaba de tomar el hábito en Toledo. Arely es una de cuatro chicas del Camino Neocatecumenal procedentes de El Salvador que son actualmente monjas en el precioso monasterio de San Clemente. En esta entrevista, nos habla de cómo escuchó la llamada de Dios en su país, la vida de una monja cisterciense: la oración por todos los hombres, el trabajo, el sacrificio, el hábito, la mirada puesta en el cielo, la alabanza y la felicidad.

Arely Campos tomó recientemente el hábito en el monasterio cisterciense toledano de San Clemente (C/ San Clemente, s/n, 45002 Toledo), al igual que han hecho en los últimos años otras tres chicas de El Salvador. Su vocación nació en el Camino Neocatecumenal y tuvo un itinerario de discernimiento y preparación antes de su entrada en el convento.

Aunque menos conocido para los turistas que otros monumentos toledanos, el monasterio de San Clemente encierra grandes tesoros artísticos como herencia de sus ocho siglos de historia y las monjas elaboran y venden el que quizá sea el mejor mazapán del mundo.

- ¿Cómo llegó aquí desde tan lejos?

Por el Camino Neocatecumenal. Me levanté cuando escuché la llamada del Señor. Estuve en un grupo vocacional muchos años, intentando ver lo que Dios quería de mí, aunque me desviaba creyendo que mi vida iba por otro rumbo, buscando novio, buscando un trabajo mejor... pero el Señor siempre me enderezaba y me volvía a llamar, así que seguí caminando hasta que me dijeron mis catequistas que era bueno que hiciese una experiencia en un monasterio. Comencé a buscar lugares para hacer una experiencia e hice e hice unas experiencias en San Salvador, porque yo soy salvadoreña, y vi que era esto a lo que el Señor me llamaba, pero mi llamada tenía que ser comprobada.

Pasó el tiempo y seguí yendo a los grupos vocacionales, pero siempre pensando que mi historia era otra, queriendo defenderme de lo que Dios quería hacer conmigo, buscando la felicidad en un trabajo mejor, buscando un sueldo mayor, creyéndome indispensable en mi casa, creyendo que la moda, la música, el dinero, etc. me iban a dar lo que yo buscaba. Sin embargo, el Señor me ha sacado de esa mentira, de esa idolatría que yo tenía, y me ha hecho aterrizar y ver que el único que puede darme todo lo que yo necesito es Él. Una vez que tuve claro esto, sentí la necesidad de pregonar a los demás que la vida sin Dios no tiene sentido y, por gracia de Dios, estuve un tiempo dedicada a la evangelización, que me llenó muchísimo. Finalmente, he comprobado que la vida consagrada, la vida contemplativa, es a lo que Él me llama.

- ¿Por qué aquí en Toledo desde El Salvador?

Por voluntad de Dios, porque yo hice una experiencia en Benavente, pensando que ese era mi lugar, pero no fue así, sino que mis catequistas finalmente me dirigieron aquí y las hermanas han abierto para mí esta casa y aquí es donde Dios quiere que esté.

- ¿Cuánto tiempo lleva a aquí? ¿Está contenta?

Llevo aquí quince meses y estoy muy contenta.

- ¿Cómo es la comunidad aquí en San Clemente? ¿Cuántas hermanas son?

Ahora conmigo somos dieciocho: tres junioras que han hecho sus votos temporales, yo que soy novicia y las demás son monjas profesas que han hecho sus votos perpetuos. Algunas hermanas son de la India y estamos esperando otras de El Salvador.

- ¿Cuál es la vida de una monja cisterciense?

Es una vida normal, porque vivimos en una comunidad de personas concretas y reales. No tenemos alas. Tenemos nuestros pecados y no somos ángeles. Tenemos los pies en la tierra, pero somos conscientes de que hay Uno que lleva nuestra vida y de que el fundamento está en el perdón, en pedir perdón y ser perdonadas. Pasamos la vida en alabanza del Señor, orando por la humanidad, por los que no se acuerdan de Él, por los que no quieren acordarse de Él, por los que están resentidos con Él. Siempre conscientes de que estamos de paso en esta vida, que viene otra que es mejor. Nuestra misión es hacer presente el cielo aquí en la tierra, mostrar que aquí en la tierra se puede vivir con el sufrimiento, dándole gracias al Señor incluso por el sufrimiento y viviéndolo en paz.

- ¿Es una vida de felicidad, de sacrificio o de las dos cosas?

Ambas, porque el hecho de que yo me desprenda de mi familia y abandone mi tierra y todo lo que yo quiero es un sacrificio, pero comparado con lo que Dios ha hecho conmigo no es nada. Estamos aquí para que estas oraciones lleguen a otros que ni siquiera se enteran o creen que su vida no tiene sentido. Todo esto lo hacemos mientras trabajamos: trabajamos y oramos.

- Hoy ha tomado el hábito. ¿Qué significa el hábito para una monja cisterciense?

Renunciar a mi voluntad, renunciar a la moda. Para mí, la moda era algo muy importante y significa dejarlo todo para vivir en la pobreza para vestir un hábito todo el tiempo, porque vivimos como si siempre fuese domingo alabando y orando, pensando en el Señor a todas horas, y por ello lo que nace del corazón es donarte, olvidarte de ti misma para abrazar la pobreza y que otros vivan.

- ¿Qué le diría a una chica que esté pensando si Dios la llama y que tiene dudas?

Le diría que se arriesgue y que haga una experiencia. Si trabaja, que pida permiso en su trabajo y que no dude, pues aunque esté en un grupo vocacional, hasta que no haga la experiencia en el monasterio no va a poner a prueba la idea y seguirá teniendo dudas. Es importante este tiempo de experiencia para ver cómo es la vida con las hermanas y comprender que es una vida de trabajo, oración y pobreza, sin olvidar que hay que buscar cuál es la voluntad de Dios y no las apetencias de una misma, y eso no se descubre si no se hace una experiencia.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Institución de Lectores y Acólitos de los Seminarios Diocesanos San Fulgencio y Redemptoris Mater

El próximo domingo, día 4 de noviembre en la parroquia de San Benito de Murcia, a las seis de la tarde, el Sr. Obispo, Mons. D. José Manuel Lorca Planes, instituirá acólitos y lectores a 21 seminaristas de los Seminarios Diocesanos San Fulgencio y Redemptoris Mater.
Del Seminario Diocesano Mayor de San Fulgencio serán instituidos en el ministerio de lector:

• Miguel Ángel Alarcón Olivares
• Ángel Molina Casalins
• Sergio Palazón Cuadrado
• Juan Carlos Ponce Simón
• Jesús Sánchez García
• Pedro Sandoval Pastor

Y en el ministerio de acólito:
• Carlos Casero Pérez
• José Miguel Cavas López
• Daniel Díaz Candela
• Jerónimo Hernández Almela
• Antonio Lucas Belmar
• Eduardo Miguel Sabater Jiménez
• Julián Rafael Sánchez Ruíz
• Juan Diego Tapia Pérez

Del Seminario Redemptoris Mater serán instituidos en el ministerio de lector:

• Enmanuel Bezerra Moreno
• Mauricio Chavez Miranda
• David Magno Pujante Gliabert
• Saúl Sánchez Fernández
• Fernando Israel Villalba Valdivia

Y en el ministerio de acólito:

• José Miguel Blasco Avellaneda
• Galo Leonel Coronell Hernández

Desde estos Seminarios, invitan a participar en la celebración el próximo domingo y a unirse en la oración por estos hermanos que serán instituidos con los ministerios al servicio del Altar y la Palabra de Dios.